Quizás, tras ver esto, reconsideres la idea de que la comida en McDonald’s es tan «natural» como pensabas. Incluso podrías optar por una dieta más saludable, basada en productos directamente obtenidos de la naturaleza.
Desde hace tiempo se ha afirmado que los alimentos preparados en esta cadena de comida rápida no contienen ingredientes beneficiosos para el organismo. Por el contrario, incluyen sustancias artificiales que prolongan su vida útil, les confieren un aspecto «apetitoso» y potencian su sabor. A continuación, te mostraremos algo que probablemente te hará pensarlo dos veces antes de volver a comer en estos establecimientos.
Un usuario de Reddit compartió una foto de una hamburguesa con queso de McDonald’s, junto con papas fritas, ¡que adquirió hace 10 años!
Lo sorprendente es que estos «alimentos» parecen estar prácticamente intactos, aunque, según la imagen, nunca fueron refrigerados. Además, aunque lo hubieran estado, diez años es un tiempo excesivo.
Si esta foto es auténtica y la comida se encuentra en esas condiciones tras ese lapso, el mensaje de «¡No comer!» debería aplicarse no solo a la hamburguesa y las papas de la imagen, sino a todos los productos que se venden allí.
Incluso, si observamos detenidamente, las papas fritas de una década de antigüedad parecen más naturales que las recién servidas en estos lugares. A pesar de que la cadena insiste en que sus productos son 100% naturales e incluso ha publicado videos sobre su proceso de producción.
No obstante, parece haber una explicación lógica para este fenómeno, según otro usuario de Reddit:
«Lo que nunca se menciona en estos posts es que la comida necesita humedad para descomponerse. McDonald’s cocina la mayor parte de la humedad en sus alimentos, por eso se vuelven duros como rocas si se recalientan, y es también la razón por la que parecen iguales después de años».
En última instancia, la decisión recae en cada individuo. No obstante, deberíamos reflexionar sobre cómo nos alimentamos, ya que muchas enfermedades actuales se originan en la forma en que comemos y, sobre todo, en los ingredientes que consumimos.